De acuerdo a la Asociación de Empresas Familiares (AEF), en Perú existen 2.3 millones de empresas y se estima que más del 80% tienen origen familiar, sin embargo, solo el 30% de estas empresas pasan a una segunda generación, y solo alrededor del 10% llegan a la tercera.
Y es que, en la actualidad, aunque las empresas familiares han alcanzado un importante nivel de desarrollo y posicionamiento en el contexto socioeconómico, su continuidad en el mercado puede verse amenazada debido a la compleja relación que existe entre la familia y la empresa.
En este contexto, a fin de evitar que las discrepancias familiares pongan en peligro el rendimiento o la permanencia de la empresa, resulta esencial desarrollar un protocolo que contenga políticas, valores, directrices y acuerdos que rijan el funcionamiento de la empresa familiar, así como las relaciones entre los familiares miembros de la empresa.
Los protocolos familiares deben ajustarse a los intereses y necesidades de cada empresa y sus integrantes, en efecto, este se equipara a un convenio parasocietario que será extensible a las partes firmantes del contrato, a la misma empresa y a terceros, con la particularidad de que los acuerdos se extienden a futuras generaciones de la familia.
Para la elaboración de este documento, es esencial iniciar la cultura empresarial y cómo ésta se relaciona con los valores de la familia empresaria. Con esta información, y en constante coordinación con la familia empresaria, será posible estructurar un plan de trabajo que nos permita determinar sus alcances y contenido.
Es vital incluir temas tales como los procedimientos para la toma de acuerdos y la gestión de la empresa, la jerarquía, responsabilidades y expectativas de los miembros de la familia en la empresa; un plan de sucesión que facilite la transición de una generación a otra, así como las reglas en relación a la participación de la familia en la empresa, siendo primordial captar el real interés de cada empresa familiar.
Si bien, hoy por hoy resulta más atractivo para las empresas familiares plasmar por escrito las reglas de gobernabilidad; el punto crítico es su elaboración, control y cumplimiento. Es por ello que, como asesores legales, entendemos el papel crucial que desempeñamos en el éxito de los procedimientos establecidos, que mantenga la verdadera esencia de estas empresas, su carácter comunitario y sus valores familiares.
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