“Todo lo que puede salir mal, saldrá mal”
Ley de Murphy
La gestión de riesgos tributarios constituye un pilar fundamental para cualquier empresa, independientemente de su tamaño o sector. Implica la identificación, evaluación y mitigación de los riesgos fiscales que puedan surgir y afectar tanto a las finanzas como a las operaciones de la compañía.
Una de las razones por la cuales la gestión de riesgos fiscales es de vital importancia radica en el cumplimiento legal. Es fundamental que una empresa cumpla con la normativa tributaria, ya que de lo contrario podría enfrentar multas, sanciones y daños a su reputación. Además, la normativa tributaria, al regular operaciones económicas, varía con el tiempo y este mecanismo, permite a la empresa adaptarse de forma más efectiva a esos cambios.
Así también, los posibles riesgos fiscales pueden tener una influencia significativa en la estabilidad financiera de la empresa. Un plan de gestión de riesgos tributarios ayuda a evitar contingencias o a mitigar su impacto, lo que conlleva a mantener una situación financiera más estable. Asimismo, permite identificar oportunidades de mejora, reduciendo costos derivados del cumplimiento tributario y aumentando la rentabilidad al optimizar la carga fiscal.
Otro aspecto relevante, es que las empresas que gestionan adecuadamente sus riesgos tienden a generar mayor confianza en sus clientes, proveedores y socios, lo que se traduce en una mayor ventaja competitiva y una mejor reputación en el mercado.
Por otro lado, la falta de gestión de riesgos fiscales puede llevar a procedimientos, litigios y controversias con las Administraciones Tributarias, lo que no solo implica largos procesos legales, sino también costos significativos.
Al tener una visión clara de los riesgos fiscales, las empresas pueden realizar una planificación fiscal estratégica más efectiva y tomar decisiones informadas, por ejemplo, en relación con inversiones o expansiones.
En general, es fundamental identificar y evaluar todas posibles contingencias que podrían afectar a una empresa y tomar las medidas preventivas necesarias para mitigar su impacto y asegurar la sostenibilidad del negocio, reconociendo que siempre existirán factores inciertos e imprevistos, pero que pueden gestionarse de manera adecuada y planificada.
Por ello, abordar los riesgos legales de manera adecuada, con enfoque y diligencia, brinda a las empresas la posibilidad de protegerse y prever posibles responsabilidades legales. Además, contribuye a mejorar el entorno organizativo y a asignar eficientemente los recursos a cada contingencia y a definir claramente las necesidades de la empresa. De esta manera, las compañías pueden enfrentar los desafíos con mayor confianza y maximizar su potencial de crecimiento y éxito a largo plazo, adoptando un enfoque preventivo que proporciona mayor flexibilidad para analizar el negocio, los riesgos y las respuestas necesarias.